¿Comprar o hacer un lease?

Una pregunta, muchas respuestas

Carros en agencia
 Tramino/Getty Images

Cuando llega la hora de cambiar el auto y se decide cuál será el próximo, la siguiente pregunta lógica, si se trata de un auto nuevo, tiene que ser: ¿Compro o hago un lease?

Y aunque la opción del lease es muy popular desde hace muchos años, la mayoría de los consumidores no entiende siquiera el concepto que, como todo en la vida, tiene pros y contras.

En la actualidad, casi 20% de los autos, camiones y SUVs nuevos son financiados con un lease en el mercado general, pero cuando esto se traslada al segmento de autos de lujo, el porcentaje sube hasta 75%, debido a que un lease permite hacer pagos mensuales más bajos en plazos más cortos, aunque al final del contrato, como se mencionó antes, el consumidor no tiene ninguna plusvalía en el auto (equity) y, o saca un auto nuevo en lease o paga el valor residual del vehículo.

Las principales ventajas

  • Pago mensual menor al del financiamiento típico de una compra
  • La posibilidad de manejar un auto más caro al que podría comprar
  • Cambio de auto cada dos o tres años—dependiendo del plazo del lease
  • Beneficios impositivos para los que usan el auto para su trabajo

Las principales desventajas

  • Pago inicial (down payment) por lo general más alto
  • Limitaciones en las millas que se puede manejar
  • Pago del seguro por lo general más alto
  • Más responsabilidad en el mantenimiento del vehículo
  • Riesgos financieros y del récord de crédito si se cancela el lease antes de tiempo

¿Qué es más conveniente?

Si se dieron cuenta, hay más desventajas que ventajas, pero esto no significa que el lease sea una mala opción en compración con una compra o que sea—como algunos se atreven a asegurar, una trampa de los concesionarios para ganar más dinero.

Simplemente se trata de un método de financiación similar al del crédito para comprarlo, pero que no tiene nada que ver con al renta (lease) de un apartamento o una casa y mucho menos con la renta de un auto por un día.

No hay trampas ni engaños, pero sí muchas diferencias que se deben tomar en cuenta para tomar una decisión que tenga sentido, tomando en cuenta las necesidades del consumidor, su estilo de vida y sobre todo su presupuesto.

Cuando se firma un contrato de lease, el concesionario es un simple intermediario entre la agencia de financiación y el consumidor.

Una vez firmado el contrato, la relación del consumidor es directamente con la institución que hace el lease, con excepción de los servicios de mantenimiento y reparación necesarios del vehículo.

Los términos de cada lease son diferentes, pero por lo general, el consumidor se compromete a pagar por el uso del auto durante el plazo del contrato, por su seguro, el exceso de millas si no se respeta el límite establecido, por el costo de reparar y/o remplazar piezas y partes incluidas en lo que se conoce como "wear and tear" (uso y desgaste) y, por supuesto por la gasolina.

Este último punto—del weare and tear"—, es en el que muchos consumidores pueden sufrir graves consecuencias financieras si no toman las precauciones necesarias.

Precauciones

Para empezar, a la hora de entregar el vehículo al final del contrato del lease, se debe hacer presentándolo con lo que el contrato se considera "condiciones normales de uso y desgaste".

La mayoría de los contratos de lease especifican que el consumidor es responsable por el remplazo de partes que se desgastan normalmente con el uso del auto: llantas, bombillas, limpiaparabrisas, sistemas de frenos, etc.

Por otra parte, el contrato establece que el vehículo debe ser devuelto en "condiciones normales" de uso y desgaste: es decir que no tenga rayones o abolladuras en la pintura, evidencias de accidentes, tapicería rota, parabrisas estrellados, llantas lisas, amortiguadores desgastados, accesorios electrónicos en condiciones de uso, etc.

Cuando un consumidor devuelve un vehículo con cualquiera o varios de los problemas anteriores, la compañía que financió el lease—no el concesionario—, le obligará a pagar por el reemplazo de partes inservibles y/o por las reparaciones necesarias para que le vehículo quede en "condiciones normales" tras el uso y desgaste del plazo del contrato.

Por todo esto, es importante asegurarse que los contratos incluyan descripciones específicas spbr el "were and tear". Existen polizas de seguro que protegen contra estos cosos, pero ésto obviamente, eleva el costo total del lease, aunque puede ahorrar mucho al final.

Los problemas potneciales de "were and tear" excesivo por lo general se detectan en una inspección previa a la devolución del vehículo o en un servicio de mantenimiento regular. El consumidor de recibir una copia del resultado de dicha inspección con las instrucciones para realizar las reparaciones.

En todos los casos, las reparaciones deben ser documentadas por el consumidor para que se hagan a satisfacción de la agencia del lease.

¿Se puede reemplazar un carro antes que termine el lease?

La respuesta corta es: sí.

La respuesta larga: sí, pero puede resultar complicado, costoso y con graves consecuencias financieras.

Cuando un consumidor se ve en dificultades financieras para hacer los pagos de un lease o si simplemente quiere remplazar el vehículo antes del plazo del contrato, lo puede hacer, pero siempre le costará más.

Si se dejan de hacer los pagos, la agencia que financió el lease procederá a recuperar el vehículo (“reposess”), lo que inmediatamente afectará el récord de crédito del consumidor. Antes de llegar a ese punto, es conveniente advertir a la agencia financiera del lease, ya que en algunos casos es posible renegociar los términos para ampliar el plazo o bajar los pagos mensuales.

La mayoría de los contratos de lease incluyen cláusulas específicas con los cargos adicionales en caso de que el consumidor quiera terminarlo antes de lo establecido.

Cuando el consumidor simplemente quiere cambiar de auto y sacar otro nuevo, de todas formas deberá pagar las mensualidades restantes del contrato original, por lo que el pago del segundo lease necesariamente será más alto.

Dependiendo del contrato es posible transferir el contrato de un lease a otro consumidor a través de compañías especializadas (como SwapaLease) en la materia que cobran una tarifa para anunciarlo (por lo general alrededor de $100), pero esta transacción deber ser autorizada primero por la agencia original.

Al final, todo es posible, pero siempre todo depende de la cantidad de dinero que se quiera gastar.